The Sandman: cómo es el cómic que inspira la serie de Netflix

25/07/2022
  • Netflix estrena en agosto “The Sandman”, su serie basada en el cómic homónimo de Neil Gaiman. Si no lo conoces, te contamos cómo es esta obra original.

  • Mr. Sandman, bring me a dream (bung, bung, bung, bung)

    Make him the cutest that I've ever seen (bung, bung, bung, bung)

    Con esta popular tonadilla atribuida a Pat Ballard y cantada por Las Chordettes en 1954 abrimos nuestro último artículo veraniego, que dedicamos a la próxima incursión de Netflix en materia de adaptaciones de cómic a serie: “The Sandman”.

    Tras atreverse a llevar a la pantalla (con más o menos tino o éxito) cómics como “The Umbrella Academy”, “Super Crooks”, “Locke & Key”  o “Jupiter Legacy”, la plataforma se dispone a adaptar en formato de serie de acción real uno de los grandes pilares del mundo sobrenatural de DC Comics y, en consecuencia, también uno de los cómics más importantes de los 80 y de los 90.

  • Y es que, al hablar de “The Sandman”, hablamos de la obra magna de su creador Neil Gaiman. Y por ello figura en cualquier lista de los mejores cómics y libros firmados por el autor, además de en cualquier antología de must-reads del cómic.

    Y sí, ya sabemos que ha habido muchas quejas por decisiones y libertades creativas que se han dado a conocer. Pero hasta que no la veamos no podremos opinar y comprobar si se ajusta a nuestros mínimos de fidelidad a los cómics. En tanto ponderamos o no una posible reseña al respecto, nos limitaremos a hablaros del cómic, en caso de que no lo hayáis leído.

  • Un sueño nacido en la Edad de Oro

  • “The Sandman” es una obra de terror fantástico encuadrada dentro de ese tipo de obras que se gestaron a raíz de la llegada de artistas británicos al mercado de EEUU. Su título hace referencia al personaje del folklore conocido como Arenero (Sandman), que vive en la luna y que trae sueño a los mortales, arrojando arena sobre sus rostros. Un tema que, por cierto, inspiró uno de los relatos de E.T.A. Hoffman titulado, ¿cómo no?, El Hombre de Arena.

  • Este mito de origen celta hablaba de un ser fantástico que visitaba por las noches las casas trayendo el sueño a sus habitantes. La criatura manifestaba sus poderes arrojando arena mágica a los ojos de los mortales, durmiéndoles y haciéndoles soñar. A la mañana siguiente, el único rastro de su paso era las legañas, que no eran otra cosa que la arena transformada.

    Este ser de cuento inspiró a su vez la creación en los años 30 de uno de los superhéroes de la Edad de Oro del Cómic y uno de los fundadores de la Sociedad de la Justicia de América (JSA): el vigilante conocido como Sandman. Este Sandman era un sosias de Batman, Green Hornett o La Sombra, que combatía el mal envuelto en una gabardina y tras una máscara antigás que le protegía de los gases somníferos que despedía para dormir a sus enemigos.

    Como muchos otros de sus coetáneos, este Sandman fue reinventado durante varias ocasiones e, incluso sufrió alguna sustitución a manos de una versión moderna, con distintos poderes y uniforme (una de ellas, por cierto, cortesía de Jack Kirby). Hasta que llegamos a los años 80 del pasado siglo, momento en el que lo británico estaba de moda.

    En dicha época, autores como Alan Moore o Mike Carey ya habían hecho sus pinitos en diversas editoriales yankees, destacando como artistas revolucionarios que vinieron a dar la vuelta como a calcetines a los superhéroes. Y entonces, aparece en escena un chaval inglés llamado Neil Gaiman que estaba trabajando para encargos diversos para la editorial DC.

  • En 1987, Gaiman ya había realizado el encargo “Orquídea Negra”, un thriller sobrenatural imbricado en el DC posterior a “Crisis en Tierras Infinitas”, que llamó la atención de la futura editora Karen Berger. Complacida con el trabajo de Gaiman, Berger le propuso al autor hacer un nuevo remake de Sandman… pero el plan del inglés no pasaba por “contar otra de superhéroes”.

    De este modo, Gaiman pergeñó la imagen de un hombre alto, moreno y pálido, envuelto en sedosas túnicas negras…. Una figura que, aunque guardaba un sospechoso parecido con él mismo, acabaría siendo un icono del mundo del cómic.

  • De sueños… y pesadillas

  • En base al trabajo inicial de Gaiman y a sus notas, Gerber reunió a un equipo multidisciplinar para realizar el cómic. Dave McKean, con el que Gaiman ya había trabajado anteriormente en varias ocasiones y que era un valor en alza en la industria, se convirtió en el portadista regular. El dibujo inicial se le adjudicó a Sam Kieth y, tras varios meses de trabajo, a finales de 1988, “The Sandman” vio la luz…

  • Los cómics originales, su primer arco argumental, contaban la historia de Morfeo/Sueño, el proverbial dios que encarnaba el concepto de los sueños y que no era otro que el “Arenero/Sandman” de los mitos. En un intento de secuestrar a su hermana, la Muerte, unos cultistas lo encerraban desposeyéndolo de su poder y principales artefactos a finales del Siglo XIX.

    Durante poco menos de un siglo, Morfeo se convertía en su prisionero, relegado a un confinamiento inhumano dentro de un círculo mágico. Finalmente, lograba salir de su encierro y vengarse de sus captores para, acto seguido, reclamar sus dominios, que habían quedado devastados tras su ausencia de casi 100 años.

    Dispuesto a recuperar su poder y posesiones, Sueño comenzaba un periplo por la Tierra y los Infiernos en busca de los peligrosos artefactos que le habían sido sustraídos: su yelmo, su bolsa con arena del sueño y su medallón, en el que guardaba gran parte de su esencia y poder. Durante el viaje, nuestro Sandman se encontraba con Constantine, el Detective Marciano y diversos elementos de DC Comics, incluyendo el enloquecido Doctor Destino (Doctor Destiny, no confundir con el héroe llamado en EEUU Doctor Fate).

  • Esto que te hemos contado, posiblemente, sea lo que nos cuente la serie de Netflix, pero, ojo, con algunas licencias que ya se conocen. No obstante, también hay que decir que este solo fue el principio de la serie. De hecho, tras los primeros números que recogen este arco, el dibujante Sam Kieth dejó la serie amistosamente por cuestiones de diferencias creativas y fue reemplazado por Mike Dringenberg, que ejerció de entintador hasta entonces.

    El cambio fue interesante, puesto que la llegada de Dringenberg marcó la introducción física de la Muerte de “The Sandman”, que es una de las representaciones más populares de este concepto antropomórfico en la actualidad. Además, fue el momento en el que la serie introdujo cambios argumentales interesantes, permitiendo introducir diversos puntos de vista narrativos, desarrollando una extensa red de personajes y una intrincada mitología que tocaba numerosos credos y religiones de todo el globo, así como la presentación y uso de mundos mágicos e imposible.

  • Todos ellos se beneficiaron de una constante rotación de dibujantes, coloristas y entintadores, que dotaron a cada arco argumental y números únicos de un aspecto específico, al tiempo que se desarrollaban y exponían distintos temas. E, incluso, se permitía ir por delante a su tiempo introduciendo personajes transgénero, hablando abiertamente (y sin tapujos o morbo) de la homosexualidad y la bisexualidad o tratar cuestiones que, todavía a día de hoy, en EEUU y en ciertos ambientes conservadores resultan delicadas.

  • Una obra clave, pero no para todos los públicos

  • En conjunto, “The Sandman” es un cómic muy complejo e incluso más de 20 años después de su finalización, es difícil definirlo haciéndole justicia en el proceso. Ciertamente, es una obra de terror, pues los elementos sobrenaturales y de horror campan a sus anchas por ella. Pero también es fantástica puesto que habla de seres mitológicos y criaturas de leyenda. Hay quien dirá que tiene un toque filosófico y metafísico… y también tendrán razón.

    En muchos sentidos, creemos que “The Sandman” es una obra muy personal de Neil Gaiman, pues en ella se vierten muchas de sus inquietudes y “demonios” de juventud. Y eso se percibe ya desde el primer arco, y se paladea en el desenlace y el tema que le sirve de detonante.

  • Ha envejecido con una dignidad inusitada para un cómic de su tiempo (le pese a quien le pese) y, aun así, todavía es una obra bastante actualizada. Sin embargo, debido no solo a la profundidad de sus temas, no creemos que sea un cómic para todo el mundo, pues ofrece una cierta dificultad discursiva y de forma.

    Por eso, queremos recomendarte que, si tienes curiosidad, leas “The Sandman”. Pero no lo hagas si todavía eres un tipo de lector neófito, ya que lo disfrutarás más cuando hayas desarrollado antes un callo lector y tengas familiaridad con obras duras, cruentas y nada fáciles. Por no decir que necesitarás haberte habituado antes un poco a diferentes tipos de narrativas si quieres sacarle chicha a este cómic.

     Y créenos, este The Sandman no solo no te da tregua, sino que, como te descuides, puede romperte el corazón en muchas ocasiones.

    Además, la coralidad de su cuadro de ilustradores ofrece una variopinta y diferenciada muestra de trabajos muy rupturistas entre sí. Así, nos podemos encontrar con un estilo de dibujo tremendamente realista y respetuoso con las proporciones en un episodio, frente a otro diametralmente opuesto en el siguiente, en el que se tiende a lo surrealista o a lo esquemático. Y eso sin mencionar a algún artista salido de lo más duro del cómic británico de su momento.

  • Esto, si no tienes ya cierta capacidad para discriminar, te puede crearte la falsa impresión de que se ha buscado un “mal dibujante” para ciertas partes, cuando en realidad se ha buscado a un ilustrador que adapte la atmósfera y el tono que el escritor necesitaba plasmar en momentos puntuales.

    Por todo, te aseguramos “The Sandman” es un cómic difícil y que requiere paciencia y varias relecturas. Tanto que, siendo justos con nosotros mismos y nuestras propias limitaciones, creemos que habrá apenas un puñado de críticas en todo el mundo que analicen adecuadamente todos sus recovecos, arrojando luz sobre las “costuras” que sus creadores supieron esconder tan bien.

    Debido precisamente a esta riqueza como obra escrita, tememos que la serie no le haga justicia al final y solo arañe la superficie. Aunque, afortunadamente, ya aventuramos que no se va a repetir una adaptación tan ridículamente libre como la que se pergeñó con el melodrama “Lucifer” (o eso esperamos), debido a la intervención del propio Gaiman en la producción de la serie.

  • Dicho esto, si te atreves y eres valiente, no lo dudes. En Akira Cómics tenemos la serie original de “The Sandman” y buena parte de los spin-offs y secuelas que han surgido a raíz de ella. No obstante, antes de meterte con ellas, te recomendamos que nos hagas caso y empieces por la obra original. Eso sí, tal y cómo te hemos señalado, pasito a pasito para asimilar todo lo que el Neil Gaiman de los 80 ya tenía que ofrecer.

Jesús Delgado


Periodista y fan de la vieja escuela. Comicófilo, seriéfilo y cinéfilo de pro. Donde los demás encuentran placer y ocio, yo además obtengo trabajo. Si tiene páginas y viñetas, puedo leerlo y analizarlo.

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