Tetsuyuki Iryo es un joven universitario que, acuciado por las deudas y los acreedores de su difunto padre, intenta resolver su existencia abandonando la casa materna. Comienza a trabajar como botones en un hotel de Osaka. Una vez instalado en su nuevo piso, inicia la convivencia con un compañero inesperado, afincado en una columna del apartamento: el lagarto Kin. Tras un accidente por un corte de luz en la destartalada vivienda, el animal, clavado en la pared, se resiste a morir y sirve de hilo conductor a los pensamientos sobre la vida y el amor de su amigo humano.
Esta novela, en la que el lector asiste al despertar de la naturaleza del protagonista, relata de forma luminosa la melancolía, la angustia, la pasión y el aislamiento espiritual que sufre Tetsuyuki por la grave situación heredada de su padre. A lo largo de un año, que comienza simbólicamente con la floración del cerezo, intentará salvarse experimentando su juventud y descubriendo el amor. Como telón de fondo aparecen su madre y la relación entre ambos, el desfile constante de los personajes que llegan al hotel de Osaka y la persecución que sufre por parte de los yakuzas que quieren cobrar la deuda.