Salomé muere y llega al Más Allá. La visión del Infierno es tan aterradora que incluso la bruja se muere de miedo. Con las últimas energías que le quedan, hace un pacto con un demonio, transportista de almas, que también es prisionero del Inframundo.
Salomé le da partes de su cuerpo y lo que queda de su alma para escapar del Infierno. A cambio, debe dar al demonio un heredero, pero pactar con el Mal siempre tiene terribles consecuencias.