La obra arranca con Marshall esperando a una cita a ciegas en una cafetería. Conforme pasan los minutos de la hora convenida se convence de que su cita no va a aparecer. Pero no es así: finalmente la chica, de nombre Natalie, entra en escena; el retraso se debe, aparentemente, a que se confundió de establecimiento... aunque no sería difícil pensar que estuvo pensando durante un buen rato si acudir o no al encuentro.
A partir de ahí, el autor de Caricatura relata la dificultosa relación entre ambos, condicionada por sus respectivas personalidades... pero, y esto es lo más interesante de Mister Wonderful, visto en todo momento desde la perspectiva de Marshall: así, sus pensamientos a modo de monólogo interior imperan en el relato, algo que el autor representa gráficamente colocando estos textos por encima de los diálogos que se producen entre los distintos personajes. No obstante, Clowes se guarda muy mucho de mostrar el universo del relato desde la mirada de Marshall, y optando por mostrarnos -más allá de los pensamientos de este- las cosas tal y como son en realidad, lo que provoca un contrapunto entre el mundo exterior y como esté es percibido por el protagonista.